El Exilio de Strogoff

LETRA

El Exilio de Strogoff

(Mi doctor dice que mi razón es caduca,
Él culpa a mi cabeza y yo a su preparación trunca…)

Nunca fue sensato querer conquistar al mundo,
Así que me conformé y lo hice formar parte de mí,
Mi instinto distinguió de cada cosa que aprendí,
Y hoy confirmo que el dinero huele igual que un vagabundo,

Inundo a la ciudad con las estrofas de mi mar,
Desmarcando con sus olas huellas de la impunidad,
Invoco a toda gárgola quiero volar sus alas,
Soy un loco sólo a solas con metábolas insanas,

Soy un cobarde refugiado entre palabras,
Dama, tú sabrás si abrazas o rechazas poseerme,
Soy el que aparta la mirada cara a cara,
Y sin embargo el que te palpa con miradas mientras duermes,

Yo tuve miedo de conocerme a mí mismo,
Pero conocí condenas que conllevan a este ciclo,
No me pregunten qué pretendo con mi vida,
Prefiero no presionarla en su camino a la salida,

Herida desmedida mi daño es trascendental,
Trato de mentalizar un engaño provisional,
Tan, descomunal como el placer al contemplar,
El rostro de una mujer acabada de despertar,

Mi bienestar sería sólo estar en paz,
Con mi mente y con mi cuerpo lejos ya de todo mal,
Mas, echa un vistazo, yo soy mi propia parodia,
En mi caso suicidarme podría ser defensa propia,

Es muy inopia la gloria de este apartado,
Sin memoria ni victoria pero su historia es legado,
Tan extenuado por su lado negativo,
Viendo su reflejo ahogado en este lago relativo,

Tal vez estoy vivo pero no es como quisiera,
Estoy como debo estar por consecuencias y esa mie***,
Mi musa de tragedia vestirá de medias negras,
Cuando aplaudan mis amigos terminando mi comedia,

El que no entienda de lo que hablo no le culpo,
Nadie pudo comprender dolor ajeno que no tuvo,
Pero, el que no entienda lo que escribo es necesario,
Que comprenda que este micro pesa igual que un diccionario,

Soy estepario, un templario en escenario,
Propietario de mis labios y su efecto secundario,
Un consectario entre bibliotecarios nena,
Escuchado por criterios literarios en materia,

Vaya miseria de este hombre tan cohibido,
Que pocas veces ha oído su nombre en labios femíneos,
Pero esas veces muy frecuentemente fueron,
De los labios más sinceros diciendo: “Te quiero hijo...”

Yo me regocijo en escondrijos de la nada,
Me cobijo en esta angustia complicada y permanente,
Con una mente donde mimo a las palabras,
Musitadas entre muslos cuando intimo con la Muerte…

¿Qué pasaría con la poesía sin poetas?
Dime qué pasaría con tu tranvía en otro planeta,
Cuanta lejanía de tu epifanía incompleta,
No sé qué es la compañía sin tu lencería indiscreta,

¿Qué hay del policía sin su artillería violenta?
Dime qué es coquetería sin fisiologías inquietas,
¿Qué de mi osadía, y la agonía que me afrenta?
¿Cuando no está en sintonía con tu impía manía secreta?

¿Qué es la psiquiatría sin certidumbre incorrecta?
¿Qué es una cafetería sin techumbre amarillenta?
¿Qué es la travesía para esta persona abyecta?
Al convivio con arpías que le guían con braguetas,

Yo sólo sé que a mediodía este profeta,
Se enfrenta con la ironía atisbar algún cometa,
Sólo sé que tu querida es la causante,
De que mi caligrafía tenga facciones trepidantes…

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