ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En la oscuridad de la noche, con ojeras marcadas, nuestras vidas han sido marcadas por experiencias que se han acumulado como cicatrices unidas. Ahora somos como el aire, y la luna ya no brilla como solía hacerlo. Quizás sea la contaminación o simplemente que ya no tiene energía para iluminar.
Un montón de fragmentos de nosotros mismos vagan perdidos por las calles, quizás como una señal de que ya no somos nadie. Recuerdo bien aquel 12 de enero, cuando sentí un escalofrío recorrer mis huesos al escuchar esas palabras que me dijiste: 'Diego, esto ya no es como antes'.
En las noches madrileñas, los animales nocturnos se congregan para presenciar nuestro espectáculo, mientras que los vecinos nos aplauden por la obra que ha llegado a su desenlace. Un eco resuena en la noche, recordándonos los 300 golpes que hemos vivido.
Los animales nocturnos, nuevamente presentes en Madrid, ahora ofrecen sus aplausos en una especie de reconocimiento a nuestro paso. Los mosquitos, cautelosos, deciden no acercarse, conscientes de que nuestra sangre no les sentaría bien.
Un eco en la noche es todo lo que queda, el eco de los 300 golpes que hemos resistido juntos.