ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Esta melodiosa canción de David Demaría, en colaboración con Manuel Carrasco, nos sumerge en un profundo océano de sentimientos encontrados. Nos habla de eclipses de silencios y atardeceres en cafés, donde las palabras parecen vagar buscando un dueño que las entienda. Ambos cantantes nos cuentan sobre ser vagabundos de deseos y capitán de barcos de papel, atrapados en un remolino de pensamientos al amanecer.
Se describen las olas solitarias al agotarse el sol, mientras uno espera con el corazón en la mano, buscando perdón en la mirada de alguien. Nos relatan sobre la dificultad de expresar lo que se siente al estar enamorado, de la lucha interna por merecer perdón y la sensación de ahogarse en la propia emoción.
El peso de los te quieros de papel y los recuerdos clavados en la piel se hacen presentes en la letra, destacando la sensatez de no querer ser dueño de nadie pero tampoco perder a esa persona especial. Se habla de la incertidumbre, de no saber qué decir ni a dónde acudir, de horas que pasan mientras el corazón se debate en un mar de dudas.
En medio de la confusión y la vulnerabilidad, surge una pequeña certeza: ser dueño de las propias dudas. A través de una poesía musical, esta canción evoca la intensidad de los sentimientos y la complejidad de las relaciones humanas, resonando con quien haya experimentado la incertidumbre y la pasión desenfrenada del amor.
+ David Demaría
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