ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Sobre los mastodontes volcanes, ondeando sus alas sobre la mullida alfombra del viento, se aventura incansablemente. Entre nubes danzantes sobre los humedales, desde los vientos de España hasta las lluvias de Ecuador, se desplaza, se desplaza, surcando los cielos. Elevándose sobre las metrópolis y sus pensamientos funestos, contempla el inmenso océano.
En su coro misterioso, invita a viajar más allá de la noche y el día, por un espacio impregnado de amor. Cruza sobre las aguas sagradas de un río indio, en un viaje sin retorno. Ya sea sobre el Ganges o el Amazonas, entre blancos, indígenas y amarillos, navega por todos los reinos. Desde las dunas del Sahara hasta las lejanas islas Fiji y el majestuoso Fuji-Yama, sigue su periplo sin pausa. No deja de avanzar, ni siquiera al atravesar las alambradas o los corazones devastados por la guerra, mientras contempla el vasto océano.
En un crescendo lírico y envolvente, esta canción nos invita a sumergirnos en un viaje interior y exterior, a explorar lo desconocido, a trascender fronteras y limitaciones. Es una oda a la libertad, al movimiento perpetuo, a la conexión universal. Y en su estribillo, nos recuerda que el viaje es más que un desplazamiento físico, es una travesía hacia lo sublime, hacia la esencia misma de la existencia.