ANÁLISIS | SIGNIFICADO

En estos tiempos tumultuosos, donde las noticias parecen abrumadoras, a veces es difícil encontrar armonía y nos encontramos sumidos en la tristeza. Es como si escucháramos una canción interminable, una melodía que no cesa. Sin embargo, en medio de esta realidad desalentadora, surge la necesidad de avivar el fuego en nuestro interior antes de que nuestro corazón se vuelva frío e insensible, es por ello que alguien pide pasen el megáfono, preparado para exclamar al unísono: uno, dos, tres.

La oración se eleva hacia el cielo, buscando fuerzas para elevar la voz y dar testimonio en un momento crucial. Es la hora de tomar una decisión trascendental, y se opta por la alegría. Se invita a que esa elección resuene, que vibre en lo más profundo del ser y que contagie esa vibración a los demás.

Recordando tiempos pasados, cuando los ojos rebosaban vida, se contrasta con la agitada existencia de hoy en día, donde todo parece moverse a una velocidad vertiginosa. Se siente como si el ciclo jamás se detuviera, como si fuera eterno.

Pero en medio de esta vorágine, surge nuevamente la llamada a avivar el fuego interior, a evitar que el corazón se convierta en piedra, y se alza la voz una vez más en un grito de esperanza y determinación.

A pesar de caminar por el valle en la oscuridad de la noche, se encuentra confort al saber que con la presencia divina se dará el paso hacia la luz. Se elige la alegría como compañera de ruta, como fuerza transformadora que permanece arraigada en lo más profundo del corazón.

Es un llamado a nutrir esa alegría, a permitirle moverse, a dejar que su influencia transforme y guíe el camino. En medio de la incertidumbre y las sombras, se reafirma la elección de la alegría, esa chispa que se desea conservar y alimentar para que resida eternamente en el corazón.

Una vez más se proclama la necesidad de esa alegría profunda, arraigada en lo más íntimo del ser, como un recordatorio constante de la elección de vivir bajo su influencia.

Letra de joy.
Vídeo de joy.