ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En una tarde típica de viernes, en el mismo autobús de siempre, sonaba por los auriculares mi canción favorita. Me cuestionaba si actuabas por ti mismo o por las expectativas de los demás.
Yo, pesado como un músico de jazz, me preocupaba por cómo estabas. Entre libros y sin saber qué depararía el futuro para ti, no podía evitar hacer el tonto para hacerte reír.
A veces, pienso en ti y siento una felicidad reconfortante. Una sola canción para expresar la verdad que siento hacia ti.
Tu risa incesante, yo haciendo el payaso en el salón. Dos almas con los ojos brillantes, tratando de ocultar sus verdaderos sentimientos detrás de doscientos chistes.
Intentando remediar con cerveza lo que realmente necesita ser sanado, me dijiste con calma que estabas bien. No te preocupes más por mí, amigo, si algún día un pintor te ama, te pintarás de un nuevo color.
A veces, tus recuerdos me hacen sentir bien, casi como si la nostalgia estuviera palpable, como los ciegos al experimentar la luz.
Y tú crees que si hubiera una solución para esto, ya estaría sentado en la mesa escribiendo sobre ello. Avanzando a tropezones, perteneciendo a una clase media sin ideas claras, en ciudades sin mar pero con grandes naufragios.
Días que se repiten sin cesar, y pájaros con plumajes alborotados volando sin rumbo fijo.