ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Treinta y cinco semanas de amor infalible, un niño que no vio la luz al final del viaje. Gestado por ese sagrado vínculo materno, buscó un abrazo que nunca llegó a encontrar.
En la oscuridad sin cantos de cuna ni amaneceres, este ser breve brilló como una estrella en la penumbra de su partida. Rafaelito, brevemente viviste en su interior y te desvaneciste en ese mismo lugar.
Acunado en la calidez materna por treinta y cinco semanas, latiendo en perfecta armonía con la vida que lo sostenía, dormiste en silencio sin ver la luz del mundo exterior. Tu esencia quedó impregnada en cada latido, semilla de amor que nunca germinó, eternamente presente en esa habitación vacía.
Rafael, espíritu sin suelo, un brote que no floreció. Atrapado en el seno materno, su alma se quedó abrazada a la de esa madre que nunca lo vio partir.