ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En una noche de viernes, después de la última ronda en el pub, nos dirigimos al club. Una multitud masiva espera afuera, así que nos unimos a la fila. Ya es cuarto para las once y parece que no entraremos hasta cuarto para la medianoche.
Finalmente, llegamos al frente de la fila. Una chica en la lista de invitados vestida de manera sugerente me pide que le muestre mis zapatos. Juega conmigo, pero sabe que va a perder. Me analiza de arriba abajo, sin decir una palabra. La lección es clara: si juegas con fuego, te quemarás.
No intentes probarme, porque obtendrás una reacción. Con un trago más, estoy lista para actuar. No sé quién crees que eres, pero asustar a la gente no te llevará lejos.
En el club, nos abrimos paso hacia la barra. Bailas bien, pero deberías haberte puesto un sostén. Un tipo en el micrófono hace demasiado ruido. Hay chicas en la esquina buscando atención de los chicos.
Veo a esas chicas gritando en la multitud, sin entender por qué están tan ruidosas. Se acercan a mí, intentan empujarme. Yo les devuelvo el empujón, me miran y dicen: ¿Qué estás insinuando?
No intentes probarme, porque obtendrás una reacción. Con un trago más, estoy lista para actuar. No sé quién crees que eres, pero asustar a la gente no te llevará lejos.
En esa noche de viernes, con altas y bajas, Lily Allen nos lleva a través de situaciones desafiantes en las que aprender a no dejarnos pisotear. Con un ritmo pegajoso y letras directas, nos recuerda que no debemos permitir que nadie nos haga sentir menos de lo que somos.
