ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En una tarde llena de encuentros fortuitos, donde tus pasos iban apresurados y mis ojos se empañaban de lágrimas, apareciste tú con tus manos cálidas y suaves para secar mis mejillas. Fue en ese preciso momento que comprendí que eras tú quien había entrado en mi vida, como un destello de amor en un mundo de desconocidos y extraños.
Tu corazón radiante y puro, tan raro de encontrar en estos tiempos, se reflejaba en tus ojos color miel, deteniendo el tiempo y creando universos infinitos. Tomé tus manos tibias entre las mías y juntos sonreímos, en un instante donde todo parecía detenerse.
Desde ese instante mágico, entendí que eras la pieza que faltaba en mi rompecabezas emocional, el corazón cálido que resonaba en sintonía con el mío. Y decidí aferrarme a ti, a tus manos tibias que me brindaban consuelo y calor en medio del caos de la vida.
Así, en cada tropiezo y cada lágrima compartida, en cada sonrisa y mirada cómplice, confirmé que tú eras mi persona especial, aquella que iluminaba mi camino y llenaba mi existencia de amor y esperanza. Y prometí nunca soltar tus manos, nunca dejar que te alejes de mi vida, porque en ese instante supe que eras tú, mi amor verdadero, mi refugio en medio de la tormenta.