ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En la exótica ambientación oriental de Bangkok, la ciudad está recibiendo a lo mejor de lo mejor del mundo del ajedrez en un espectáculo que lo tiene todo menos a Yul Brynner. El tiempo vuela, parece que fue ayer cuando los jugadores de ajedrez estaban en el spa tiroles disfrutando. Pero ahora todo ha cambiado, en este nivel de competencia no hay lugares comunes, solo lugares extraordinarios como Islandia, Filipinas, Hastings o este lugar en particular.
Una noche en Bangkok y el mundo está a tus pies, los bares son templos pero las perlas no son gratis. En cada rincón dorado encontrarás a un dios, y si tienes suerte quizás ese dios sea una mujer. Puedo sentir a un ángel acercándose a mí.
Una ciudad se parece mucho a otra cuando estás concentrado en tus piezas. Es aburrido no poder apreciar la ciudad mientras juegas. ¡Qué exasperante! ¿Has visto alguna ciudad atestada, contaminada y maloliente antes?
Té, chicas, cálido y dulce, algunas esperan en la suite Somerset Maugham. Estás hablando con un turista embelesado, cuyos movimientos son de lo más puro. Yo encuentro mi alegría por encima de la cintura, sol radiante.
Una noche en Bangkok humilla a un hombre duro, la línea entre la desesperación y la euforia es delgada. Una noche en Bangkok y los tipos duros se desploman, no se puede ser muy descuidado con la compañía. Siento al diablo caminando a mi lado.
Siam será testigo de la prueba final de agudeza mental, esto me atrapa más que un río lodoso o Buda reclinado. Y gracias a Dios solo estoy observando el juego, controlándolo.
No veo que ustedes valoren el tipo de movimiento que estoy contemplando. Les permitiría mirar, los invitaría, pero las reinas que usamos no les emocionarían. Así que es mejor que regresen a sus bares, templos y salones de masajes.
Una noche en Bangkok y el mundo está a tus pies, los bares son templos pero las perlas no son gratis. En cada rincón dorado encontrarás a un dios, un poco de carne, un poco de historia. Puedo sentir a un ángel acercándose a mí.
Una noche en Bangkok humilla a un hombre duro, la línea entre la desesperación y la euforia es delgada. Una noche en Bangkok y los tipos duros se desploman, no se puede ser muy descuidado con la compañía. Siento al diablo caminando a mi lado.