El viejo y el pajarillo de Rafael Lechowski

El viejo y el pajarillo

Rafael Lechowski

ANÁLISIS | SIGNIFICADO

En las profundidades de la montaña vivía un anciano solitario, en búsqueda constante del amor que parecía escurcársele. En medio del bosque levantó con sus propias manos una humilde cabaña, cuestionando si el amor era real o simplemente una palabra sin sustancia. Se preguntaba si la flor conocía el amor al despertar con el alba, o si era el pez quien lo guardaba en los secretos del agua.

Una tarde teñida de rojo, el anciano presenció cómo un pequeño pajarillo caía de su nido en un desesperado intento por encontrar a su madre. Conmovido, lo resguardó de los peligros que acechaban y le ofreció protección, alimentándolo con semillas y gusanos, y brindándole el rocío fresco de la mañana.

Tejió una cuerda de hojas de palmera y cantó alegremente mientras el pajarillo revoloteaba sobre ella, llenando de vida su morada. A medida que el pájaro crecía y desplegaba sus hermosas plumas, el viejo se veía reflejado en su trino alegre y su libertad.

Un día, al despertar, el pajarillo había volado en busca de su destino, dejando al anciano sumido en la tristeza y la enfermedad. La soledad y el desconsuelo lo consumieron, hasta que un milagro lo sorprendió: al despertar, encontró su huerto repleto de frutos silvestres, resultado de la generosidad del pájaro que había cuidado.

Comprendió entonces que el amor siempre estuvo presente, pero su ceguera emocional le impedía verlo. En un acto de epifanía, el anciano descubrió que el amor no se busca fuera, sino que reside en lo más profundo de nuestro ser. Así, unido al pajarillo en su canto matutino, finalmente alcanzó la paz y la comprensión de que el amor nunca nos abandona, siempre está ahí, aguardando ser descubierto.

Letra de El viejo y el pajarillo
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