ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Llegamos a un punto en el que lo que piensen de mí carece de importancia. Demostrar se vuelve una tarea para los fanáticos a los que deseas seguir. Todo tiene un final, una despedida sincera. Lamento hacerlos esperar tanto, pero todo termina aquí. No es por ti ni por nadie en particular, simplemente ya no tengo nada más que expresar, ni ideas brillantes, ni lemas para llevar a discusión. Quizás sea que esto me agobia, o tal vez ya no me llena como al principio.
Recuerdo la época en la que escuchaba rap en casetes con mis amigos en el parque, junto a Mesh y Lumier, o mejor dicho, Jorge y José. Un apodo no define todo el esfuerzo que pongo. Éramos un grupo prometedor en aquella escena emergente, pero ya todo eso queda en el pasado. Dejo a los oyentes, a la calidez de la gente, a la condescendencia, o al rencor de aquellos que no comprenden... estoy fuera.
He llenado salas que no conocen los bares de la carretera, he tocado para pocos y por poco dinero, durmiendo en hostales, lonjas, locales, estaciones, pensiones feas e incluso en la calle. He dejado amigos y parejas en el camino, tratándome como enemigo, dejando mi piel en hojas, mi alma en letras, mi mente en otras palabras. Intenté llegar al corazón y rozar el fondo por frustración, envidia y críticas destructivas. Pero ¡ya no más!
Fui a regalar sonrisas y desaté mil enfados, quise transmitir, pero me respondieron con golpes. Me tacharon de falso, malo y avaro, de mediocre. Pero ya no, ya no. Para mí, esto termina aquí.
