ANÁLISIS | SIGNIFICADO
A través de los pasillos del sueño, más allá de la oscura y profunda sombra, la mente se sumerge en un baile confuso. La realidad se difumina, lo tangible se escapa y nos refugiamos en el escudo de la ilusión. Seguimos adelante, fingiendo, buscando un hilo que nos guíe, conscientes de que la vida sigue su curso, inmutable, como las flores que nunca se doblan con la lluvia.
El reflejo en el espejo proyecta una imagen tenue y dudosa, cuestionando si somos realmente quienes vemos. La luz divina nos ciega, la verdad y el camino correcto nos confunden, y transitamos sin rumbo por la noche oscura. Pero seguimos adelante, enfrentando la incertidumbre, manteniendo la fachada, sabiendo que la vida persiste, como esas flores que desafían la lluvia.
La dualidad entre ser rey o peón, entre la alegría y la tristeza, se desdibuja en una fantasía que se convierte en realidad. Nos enfrentamos a lo que somos, a lo que debemos ser, y encaramos el mañana con valentía. Así, continuamos adelante, manteniendo las apariencias, sabiendo que la vida sigue su curso inexorable, como esas flores que permanecen erguidas ante la tormenta.