ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Vi la mentira estirando la pierna, notando su longitud inusual. Reconocí el amor enfermizo que le profeso, deseando no ser sanado jamás. El fuego ardió hasta consumirse, intenté sofocarlo con sangre y lo avivé nuevamente. Mi desdicha nace de la envidia de quienes aprecio, como un caracol amigable con el salero.
Si aparto la mirada, siente mi ausencia. La desconfianza generada al observarla durante treinta segundos, cuestionando si la estoy mirando, la hace partir antes de saber si la protejo o descuido.
Me sucede lo mismo conmigo, aunque duele menos. Quizás me he acostumbrado a ser un bloque de hielo. La conciencia de no ser tan especial como creía, ni tan corriente como sugirieron.
'Esta vida es un cáncer', gritaba el cigarrillo que se balanceaba en mi mano. Al sumergirme en el río, no culpo a la corriente por frustrar mis expectativas románticas.
Se dice que los besos se roban mutuamente, los entregué con consentimiento para evitar prisión. Por ese motivo también evité quedarme, otorgándole la oportunidad al tren de aprovechar su chance.
Han pasado seis meses sin dormir más de tres horas, el insomnio acecha al robar mis pesadillas. Los sueños incomodan, matan o se esfuman, desechándolos por desconfianza o hastío.
El niño crece y percibe las lágrimas de mamá, así como la partida intermitente de papá. Papá apenas come, fuma y se desmorona, convirtiendo el dolor en su vicio.
Necesito un psicólogo, dictaminará la experta. Al escuchar mi relato, tan prolongado como una prórroga, evidenciando la convivencia insostenible. Amas a un psicópata, ¿cómo no te incomodará?