Madame George

Madame George

Van Morrison

ANÁLISIS | SIGNIFICADO

En las calles de Cyprus Avenue, una visión infantil se presenta ante ti con el sonido rítmico de los tacones altos resonando en el ambiente. Ford y Fitzroy, Madame George, marchan con un joven soldado detrás. Él, ya mayor, con sombrero y copa de vino en mano, mientras el dulce perfume se cuela en el fresco aire nocturno como Shalimar.

En el exterior, los chicos recogen tapas de botellas, van por cigarrillos y cerillas alegres al ver a Madame George felizmente llevada. Es entonces cuando caes en un trance, sentado en un sofá, jugando a juegos de azar, con los libros de historia y los brazos cruzados. Te encuentras con los ojos de Madame George y crees haber encontrado algo especial.

Débil, tus rodillas flaquean al verla jugar dominó en una esquina vestida de manera extravagante: la única Madame George. De repente, golpes en la ventana helada desde afuera, ella salta alarmada pensando que son los policías y suelta todo por la ventana hacia la calle.

Subes al tren desde Dublín hasta Sandy Row, arrojando monedas a los puentes bajo la lluvia, granizo, aguanieve y nieve. Dices adiós a Madame George, secas tus lágrimas y te marchas mientras la habitación se llena de música, risas y baile, con los chicos alejándose fríos.

A punto de marcharte, ella te recuerda tus guantes olvidados con un gesto cariñoso. Dices adiós de nuevo a Madame George en medio de la música y el amor que la rodea. Es hora de tomar el tren, de decir adiós, secar tus lágrimas y seguir adelante, dejando atrás a Madame George en las calles traseras del hogar, con recuerdos y emociones llenando tu ser mientras te alejas.

Letra de Madame George
Vídeo de Madame George