ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Cuando era niño, soñaba con tocar las estrellas, pero ahora sé que mi verdadero cielo está en casa o en los labios de aquellos a quienes amo. Nada más importa cuando el corazón es quien dicta. Recordar el sabor de la infancia y ver lo mucho que ha crecido todo. Aprender a levantarse si caes, valorar más tu risa que las críticas ajenas.
Si mi madre me dijo que fui el mejor, ¿quién eres tú para contradecirla? Somos como arena en un reloj que cae, cada segundo cuenta y nadie puede retroceder. La realidad a veces es cruda, pero debemos aprender a aceptarla sin avergonzarnos.
Con cada paso, cada sueño que alcanzo, siento que nada me detendrá si realmente lo deseo. Aprender de lo vivido, ser auténtico, buscar los sueños perdidos. Confiar en lo que ves, en lo que sientes, y elevar el listón hacia tus metas.
Rechazo el rencor que se contagia, la magia de la infancia no eran hadas, sino la fuerza de luchar y la determinación. Todo depende de la simplicidad que le damos a las cosas, de nuestra virtud y nuestra inocencia al querer hacer lo que nos corresponde.
Somos como deseos sobre dientes de león, si soplas fuerte, el mundo escuchará tu voz. Todo irá mejor si vamos despacio, no hay necesidad de prisas. La vida es como partituras en papel coloreado, los tonos grises son para quienes eligen la tristeza.
Cada día de la semana tiene su encanto, despertar era perfecto con los dibujos y los deberes. Respetábamos a nuestros padres, algo que parece perderse rápidamente en la actualidad. Es importante recordar quiénes somos, valorar a quienes nos quieren de verdad.
La música nos une sin importar la edad, cada verso es un beso que perdura. Dejemos que la visión de un niño inspire nuestro camino, con cada paso, cada sueño que alcanzamos, encontramos seguridad en la sencillez de querer lograrlo.
