ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Bajo la lluvia y bajo el sol, la margarita dijo no. En esa hermosa y tranquila promesa de no crecer, algo en mí se convenció. Una voz en mi interior me hizo poner tanta fe en ello. La Luna descendió y le habló: para regresar, la condición es convertirse en ola y no abandonar tu orilla, ni siquiera por un instante. Pero la ambición los pudo: él quería acariciar la Luna, ella ser rosa y amapola. Y mientras esperaban la visita, deshojé margaritas. Los años pasaron y ella se marchitó, deshojando fantasías. El chico creció y nunca más lo vieron en la vida. La margarita dijo no. Los años pasaron y ella se marchitó, deshojando fantasías. El chico creció y nunca más volvieron a cruzarse en la vida. Bajo la lluvia y bajo el sol, la margarita dijo no. Bajo la lluvia y bajo el sol, la margarita dijo no. Si bajas, Luna, escúchame, escucha esta vez: para regresar, la condición es que aprendamos a crecer, sin que la pasión se extinga, aunque no me arrepienta. Sin que nos venza la ambición. Yo quería acariciar la Luna y que ella fuera rosa y amapola. Y, esperando otra visita, deshojé margaritas. Los años pasaron y ella se marchitó, deshojando fantasías. El chico creció y nunca más volvieron a cruzarse en la vida. Bajo la lluvia y bajo el sol, la margarita dijo no. Bajo la lluvia y bajo el sol, la margarita dijo no. Qué extraño es esto del amor, ¿por qué le preguntan a una flor? Bajo la lluvia y bajo el sol, la margarita no dijo.