ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Recostada en la cama, el tic tac del reloj marca el ritmo de mis pensamientos, que vuelan hacia ti en espiral. La familiar confusión de recuerdos y noches cálidas se despliega ante mí, como maletas repletas de momentos pasados que casi quedan atrás en el tiempo.
A veces, te me presentas en la mente, como si estuviera caminando demasiado lejos. Tu voz me llama, pero se diluye en el viento, dejando solo un susurro que apenas alcanzo a escuchar. 'Ve despacio', dices, mientras yo me quedo rezagada, observando cómo la segunda mano del reloj sigue su implacable marcha.
Si te sientes perdido, sabes que puedes buscarme y me encontrarás una y otra vez, dispuesta a sostenerte si tropiezas, aguardando pacientemente por tu regreso, en un ciclo interminable de apoyo y cariño.
Con el paso del tiempo, conforme mi silueta se desvanece y la oscuridad se cierne en mi entorno, te preguntas en silencio si estoy bien. En ese escenario de sombras, los secretos más profundos se entretejen, al son de un tambor que parece marcar un compás errático y desafiante.
Así, una y otra vez, se repite el eco de nuestra conexión, la promesa de estar presente cuando más lo necesites, de sostenernos mutuamente en el vaivén de la vida. 'Ve despacio', me pediste una vez más, y aquí me quedo, dispuesta a seguir tu ritmo, a esperar por ti una y otra vez, en un ciclo infinito de amor y complicidad.
Una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez.
