Jezabel y Júdas

ANÁLISIS | SIGNIFICADO

En una noche sin luna y truenos retumbando en el templo, dos siluetas caminan sin mostrar arrepentimiento. Uno vende besos, la otra reina sin alma, pagando el precio del cielo con calma. Con lenguas de serpiente y miradas que condenan, intercambian la fe por monedas que tintinean. Calor en el pecho, pero frío en las venas, Jezabel y Judas, dos caras de la condena, danzan en un pacto sin remordimientos, jugando con la escena.

Jezabel y Judas, sin duda, colaboran en tu infortunio. Judas recibe tu bondad, incluso le salvas la vida, pero luego te traiciona. Jezabel y Judas, venenosas, manipuladoras y crueles, se mueven en las sombras, Jezabel, en particular, es llamada así. A pesar de su maldad, representa bien el papel de víctima.

Desde su trono de marfil, con aroma de guerra, Jezabel maquilla su rostro con sangre en la tierra. Mataba profetas por placer y poder, una reina sin Dios y sed de victoria. Sus labios dulces como el vino, pero veneno en la copa, cada palabra una trampa, cada risa una soga. Desafiante, desafió al cielo con orgullo, la caída fue dura pero aún sigue de pie.

En la sombra de un huerto, Judas toma una decisión, motivado por treinta razones que el alma no alcanza a comprender. Con un beso en la mejilla, disfrazó su traición. La cruz se alza, sellando su destino. Decía amar la verdad, pero mentía, cambiando la luz por plata y conspirando su propia muerte. Colgado de su traición, un mártir sin gloria ni redención.

Ahora bailan en llamas, espíritus rotos en un pacto vacío. Jezabel seduce al juicio, Judas firma el final, continuando en un ciclo mortal. Jezabel y Judas, haciéndote el mal, pero a pesar de todo, la fe es fiel, superando obstáculos y levantándose con vuelo. La traición les dio la guía para adquirir sabiduría y aplicarla en su día a día, mientras la zarza sigue ardiendo y enfrentan a sus enemigos con fuerza.

Al final, a Jezabel se la comen viva los perros, y los Judas terminan ahorcándose solos.