ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Éramos dos almas conectadas en un tiempo más brillante, dejando que la vida nos guiara con su abrazo reconfortante. Nuestra historia se desarrollaba en la oscuridad, explorando juntos sobre un colchón de sueños, anhelando que la chispa de la magia no se extinguiera. Con pasión y sin detenernos, desafiábamos al tiempo pensando que el verano nunca acabaría, pero al final, el mundo se derrumbó y nos perdimos en la confusión, sin un rumbo claro.
En ese instante efímero, tú expresabas tus tristezas y yo enfrentaba mis batallas internas. Tú eras la fortaleza, yo la lealtad. Tú el querer, yo el sentir. En tus manos encontraba mi refugio, mientras tú eras el fuego ardiente de este incendio y yo la ceniza sobre un mantel. Tú la poesía, yo la historia, ambos compartiendo el mismo espacio de amor y dolor.
A pesar del dolor que aún perdura, a veces te recuerdo con melancolía, imaginando tu presencia al otro lado de la cama, en un eco del pasado. En este viaje fugaz, éramos pasajeros sin destino claro, navegando por los mares de nuestra propia existencia.
En la complejidad de nuestras emociones entrelazadas, éramos dos almas viajando juntas en un mar de sentimientos encontrados. Tú eras mi fortaleza cuando yo flaqueaba, y yo te brindaba mi lealtad inquebrantable. En tus manos descubría la calma, mientras tú eras la pasión y yo la serenidad. Unidos en la dualidad de nuestro ser, éramos dos mitades complementarias, fundidas en un abrazo eterno.