ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Todas las mañanas que vivió, caminando por las calles donde se escondió, recordando el encantamiento de un amor pasado y el sacrificio de sus padres. Así como los zapatos de charol que lo acompañaron en su trayecto. Los domingos en el club, con la presencia constante de Cristo en la cruz, las imponentes columnas de la catedral y los gritos de gol en la tribuna, para luego ser absorbido por la vida cotidiana de la capital.
Observa cómo todos continúan su camino bajo el sol, la vida proyectándose como una mariposa de colores brillantes. Cada mirada que se cruza, cada sensación que se experimenta, contribuye a esa proyección vital llena de colores vibrantes.
Recuerda las caras de resignación y de felicidad mezclada con dolor. Las mujeres cocinando arroz y él levantando sus principios como un emperador sutil. Todo culmina en un ciclo que avanza irremediablemente, aunque el tiempo no espera a nadie. La melancolía de morir en este mundo y de vivir sin una razón clara se hace presente.
Él la reconoce desde antes del ayer, un lazo que trasciende el tiempo y la distancia. Lleva consigo la voz cantante, la luz del tren, un destino errante y las marcas que ella dejó en su piel. Y en este momento, se reencuentran una vez más, como dos piezas destinadas a volver a encontrarse en el camino de la vida.