ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En una mañana temprano mientras hacía mis rondas, tomé un trago de cocaína y le disparé a mi mujer. Luego fui directo a casa y me metí en la cama, guardé ese cariñoso .44 bajo mi cabeza.
Al día siguiente me levanté y agarré esa pistola, tomé un trago de cocaína y salí corriendo. Hice una buena carrera, pero corrí demasiado lento. Me alcanzaron en Juárez, México.
En los calurosos clubes tomando pastillas, entró el sheriff de Jericho Hill. Dijo: 'Willy Lee, tu nombre no es Jack Brown. Eres el sucio desgraciado que le disparó a su mujer'.
Yo respondí: 'Sí, oh sí, mi nombre es Willy Lee. Si tienes la orden de arresto, solo léemela. Le disparé porque me hizo enojar. Pensé que yo era su papá, pero ella tenía otros cinco'.
Cuando me arrestaron estaba vestido de negro. Me subieron a un tren y me llevaron de vuelta. No tenía amigos que pagaran mi fianza. Me arrojaron a la cárcel del condado.
Temprano a la mañana siguiente, alrededor de las nueve y media, vi al sheriff acercarse por la línea. Tosió al aclarar su garganta y dijo: 'Ven, despreciable desgraciado, al tribunal de distrito'.
En la sala del tribunal comenzó mi juicio, donde fui juzgado por doce hombres honestos. Justo antes de que el jurado se retirara, vi al juez comenzar a mirar alrededor.
A los cinco minutos entró el hombre con el veredicto en su mano derecha. El veredicto decía: 'Asesinato en primer grado'. Grité: '¡Dios mío, ten piedad de mí!'.
El juez sonrió mientras tomaba su pluma. 99 años en la penitenciaría de Folsom. 99 años debajo de esa tierra. No puedo olvidar el día en que le disparé a esa perra maldita.
Escucha lo que te digo, déjalo con la bebida y deja que la cocaína sea.
