Nana Cadavieco

Biografía de Nana Cadavieco

Canto, actuación, locución, producción. Representante, relaciones públicas. Teatro, pero sobre todo música. Son muchos los caminos que la cantante venezolana Nana Cadavieco ha recorrido antes de lanzar al mercado su primera producción discográfica, titulada Exposé, con un concepto que dos años después le ha dado más luces que oscuridad.

Estudiar con ocho Marianas más en el mismo salón de clases influyó de manera determinante para que su apodo terminara convirtiéndose en una carta de presentación. Nana es la hija de Sonia y José Ignacio Cadavieco, venezolana, de 30 años de edad, que vive desde hace poco en su domicilio propio. Un apartamento que funge de oficina, de estudio cuando está frente a su laptop, de experimento para crear nuevas historias que luego convierte en melodías y para seguir soñando. Soñando que está cada día más cerca de eso que una vez Gabriel Figueira –su novio y guitarrista de la banda- y Eric Aldrey –guitarra y teclados- le impulsaron a hacer: grabar un disco y acariciar el éxito.

Pero para eso todavía falta. Exposé es el nombre de la primera placa discográfica de la artista, grabada en 2008, que le ha permitido conocerse a nivel internacional en la cadena de televisión MTV y en las redes sociales. Gracias al impulso generado en su cuenta de Twitter @NanaVico –a través de la que consiguió un acercamiento con sus seguidores antes de que muchas otras agrupaciones venezolanas usaran la herramienta como mecanismo de promoción–, en diciembre pasado obtuvo el premio a la Mejor Artista en la categoría Música de la revista digital colombiana Semifusa, en la que compitieron artistas de varios países latinoamericanos. Esto, junto con el patrocinio de Monster –empresa internacional de artículos de sonido en la que son imágenes agrupaciones como Aerosmith o Linkin Park– hará que próximamente Nana Cadavieco sea conocida en otras latitudes.

No es la única solista femenina que anda rodando sus temas en la radio, pero sí es la que más presencia ha tenido en los medios de comunicación en los últimos meses. Seguramente influye que, luego de haber estudiado Artes en la Universidad Central de Venezuela y Publicidad en el Instituto Universitario de Nuevas Profesiones, se dedicara a la representación de artistas como Todosantos o Samantha Danigno para saber cómo se mueve la industria. Pero también sucede que para Nana Cadavieco lo más importante es la escena musical caraqueña independientemente de la distinción entre bandas, solistas y sexos de los integrantes. Una posición que pareciera bastante altruista en un mercado tan competitivo. Sin embargo, no se trata de hablar del “apoyo al talento nacional” porque esa frase le suena a una obra de caridad. Es publicar lo que está pasando entre colegas y recomendar las cosas que le gustan porque ha descubierto que así es como funciona el negocio.

Para Cadavieco, la imagen es muy importante. El concepto del disco, que trata de buscar luz dentro de la oscuridad, le hizo pensar en un show tan íntimo como violento. Las emociones de esta chica que fuma un promedio de cinco cigarrillos por hora en medio de una conversación, son intensas y cercanas a lo que su necesidad artística le pide que transmita como músico. El performance completo se monta no sólo con inteligencia, sino con la actitud que pudo haber obtenido en los cinco años que estuvo en la agrupación teatral Catarsis que dirigía Leonard Zelig. Además, en dos años de promoción con el compacto, Nana ha experimentado una evolución en todos los aspectos de su vida como para desdoblarse en varios personajes, que son los que cuentan cada historia, y así permitirse sentir más. Tanto, que ahora se viste de licras pegadas al cuerpo con destellos de luz, contrario a los vestidos anchos y el cabello liso a la altura del busto que lucía al principio.

Parte de esos personajes son sus participaciones como invitada en los discos y toques de las agrupaciones, también venezolanas, Masseratti 2lts. y Gaêlica. Bandas que tienen estilos muy diferentes al suyo como la electrónica y el world music. Para Nana Cadavieco, el rocanrol no es sólo el estilo musical sino una perspectiva honesta de la vida. “Puedes estar haciendo pop, no sé… Por lo menos Celia Cruz me parece una rockstar, o sea, que jeva más punk que esa. ¿Me entiendes? ¡Pero no hacía rocanrol!”.

En Exposé hay una clara búsqueda de la luz dentro de la oscuridad. Ese nombre es el término en francés que en periodismo y cine lo que hace es sacar “los trapitos al sol”. Lo que la sorprende de que la gente conecte con ella, es que el disco no pretendió nunca llevar un mensaje global al espectador, sino más bien expresar sus pesares con el país en el que vive y con las cosas que la hacían sentir mal. La última canción del CD se llama Aquí y ahora y así es como la artista se siente en este momento, en medio de la gira que está realizando al interior. “Ya no siento que tengo que divorciarme de todas estas cosas oscuras negativas rebeldes, sino que todo eso es lo que me hace y como siempre tengo que estar estudiando, empapándome, preparándome, ahora escucho un poco más sobre cuál es mi voz interna y mi forma de afrontar la música y cómo es el arte de adentro hacia afuera”.

Nana Cadavieco es la típica chica de clase alta que estudió en un colegio grande en el que los chicos del bachillerato ingresan al grupo de teatro y se unen para formar agrupaciones musicales que les permitan destacar entre sus amigos. Sin embargo, la seriedad con la que pudo haber tomado la música en ese momento la ha llevado a tomar riesgos en lo que le interesa. Uno de ellos fue entrar a un estudio y tener planes de volver a hacerlo; otro, coquetear con varios personajes en escena y desnudarse en las letras de sus temas; pero, sin duda, el más arriesgado es haber llegado a la popularidad siendo autodidacta. A pesar de que su infancia estuvo marcada por los instrumentos musicales que su hermano Rafael –locutor de La Mega y ex integrante de Zapato 3- le enseñó a tocar, el piano en el que se sentaba todas las tardes y el grabador en el que componía sus canciones de niña, no hay mayor academicismo en su forma de componer. Diego “El Negro” Álvarez, Armando Álvarez y Gabriel Figueira han aportado conocimientos elementales de percusión menor, étnica y guitarra. De resto, la tecnología ha sido su amiga para componer los acordes que combina en el par de programas que tiene en la computadora. La inteligencia de cómo utilizar esta arma de doble filo y las ganas de aportar en sus composiciones de quienes ella llama hermanos (hay una larga lista de postizos) dirán qué tan lejos puede llegar esta solista.

Fuente: Kero Leto a través de Musica.com

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