ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En medio de un silencio que abruma, me quedo sin palabras, sin saber qué decir. Mi mente parece perderse en un laberinto sin melodía, sin tono. Cuando te alejas, mi inspiración se desvanece, desentonada sin tu presencia. Aunque quizás no lo sepas, tu simple existencia me hace vibrar, cada día me regalas una melodía que resuena en lo más profundo de mi ser.
El ritmo de mi guitarra se convierte en mi refugio, en la constante que sostiene mi cruz. Anhelo estar donde tú estás, seguir tus pasos, dejarme llevar por la música que emana de ti. Al escuchar el eco de tu voz, las notas brotan en mi interior como flores en primavera, marcando el compás de mi corazón. Eres la canción que da sentido a mi existencia.
Dedico mis días a trazar metas, a construir un futuro en el que tú seas el epicentro. Cada acorde que busco se desliza con naturalidad cuando estás a mi lado, tus manos afinan mis sueños y basta con que me mires para encontrar la melodía perfecta. Sacas lo mejor de mí, me inspiras a ser más, a alcanzar la armonía en cada paso que doy.
En cada clase, mi mente vuela hacia ti, anhelo sentirte cerca, compartiendo cada instante a tu lado. En mi cuaderno, sin siquiera mirar, plasmo una y otra vez tu nombre, como un mantra que me conecta a ti en la distancia. Mi búsqueda incansable por encontrarte me lleva a cada rincón, confiando en que al fin te tendré junto a mí.
Al resonar el eco de tu voz, las notas danzan en mi interior, creando una sinfonía de emociones que solo tú puedes armonizar. Eres la melodía que da ritmo a mi corazón, la canción que nunca deja de sonar en mi ser. En cada estrofa, en cada acorde, en cada susurro, queda claro: tú eres mi canción, la melodía eterna que guía mis pasos y llena mi vida de armonía y amor.
