ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Manuela es una mujer que inunda su patio de alegría incluso antes de que salga el sol. Mientras barre, tararea canciones de Lole y Manuel, pero su voz suena rota, llena de tristeza y desgarro. Sus ojos reflejan la pureza de girasoles, ajenos a las palabras de los poetas, que brillan sin seguir ninguna regla cuando Manuela canta saetas.
A pesar de los años perdidos y los caminos recorridos entre olivos, Manuela sigue brillando y taconeando como si aún le quedara una chispa por descubrir. Ella habla de no haber visto el mar, pero de haberlo escuchado cantar en conchas marinas que pronunciaban fandangos de soledad. Sus ojos, siempre girasoles, no entienden de poesía elaborada, prefiriendo seguir su propio ritmo cuando Manuela entona sus saetas con toda su esencia.
Es así como se nos presenta a Manuela, una mujer que carga con la profundidad de los años en su voz, pero que sigue cantando con tanta intensidad como si cada nota fuera un acto de rebeldía y amor por la vida.Una canción que nos invita a valorar la autenticidad y la pasión que brota cuando cantamos desde el corazón, al igual que Manuela lo hace al entonar sus saetas.