ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En una noche de resaca, al despertar noté una extraña sensación. Mi cuerpo se desinflaba desde el ombligo, transformándose en aire. Experimenté una metamorfosis curiosa y me sentí renovado en forma de aire gris oscuro, cargado de polución de la ciudad. A pesar de no ser la opción más saludable, preferí ser aire a ser humano.
En mi nueva forma de aire, sin una definición clara ni color, me sentí libre y volador. Con consciencia de mi situación, decidí ser respirado por la persona a mi lado, aunque pronto me aburrí e hice un giro inesperado convirtiéndome en huracán. Sin poder contener mi energía, rompí un cristal al escapar por la ventana y lanzarme en picado, pero mi suerte cambió y regresé a ser humano.
La experiencia de ser aire me hizo reflexionar sobre la libertad y la falta de límites, aunque también me recordó la importancia de aceptar nuestra propia humanidad. En ese breve instante, fui oxígeno, nitrógeno y argón, un ser sin forma definida pero lleno de energía y movimiento. Aunque efímero, el sueño de ser aire me dejó una sensación de libertad y ligereza que recordaré siempre. ¡Aire!
