ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Cuando el televisor se apaga y hago la cama, me doy cuenta de que son las cinco de la madrugada una vez más. Sirvo otra bebida y la tomo, estando solo en casa, pero acompañado de mis pensamientos. No tengo a nadie a mi alrededor para moderarme, así que sigo bebiendo.
Mis amigos están en sus casas y yo también, así que bebo solo, pensando que tengo razones para hacerlo. Nadie está cerca para detenerme y contar hasta diez. Me encuentro bailando en la cocina, rompiendo platos y las reglas que me impuse, prometiéndome no volver a descontrolar mi mente. Seguramente, si mi madre me viera, me diría...
Nunca sabes cuándo parar, como si cada día fuera viernes por la noche, demasiado ebrio y sumido en mis emociones. Bueno, ahora estoy tan drogado como el techo. Parece que he encontrado mi ritmo, hasta que despierto odiando mi vida. Demasiado borracho y sumergido en mis sentimientos.
¿Debería enviar ese mensaje? Quizás no, pero echo de menos ese encuentro íntimo. Son las cinco en punto en algún lugar, tal vez en algún lugar piensen en mí. Me veo bailando en la cocina, rompiendo platos y mis propias normas. Juré que no perdería la razón de nuevo.
Nada bueno sucede después de las cuatro de la mañana, pero es otro día y sigo adelante. Hice algunas locuras, pero eso fue ayer. ¿Qué diría mi madre? Ella diría que nunca sé cuándo parar, como si cada día fuera viernes por la noche, demasiado ebrio y sumido en mis emociones. Bueno, ahora estoy tan drogado como el techo.