ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Tomé el autobús 60 y me adentré en el corazón de Campbell, donde Ben Zanotto me aguardaba con expectación. En las esquinas, punks y skankers se congregaban, reuniendo monedas con un propósito en común.
Entre pensamientos y tragos, el día se tornaba borroso en mi mente. Nos quedamos sin dinero, pero la risa se apoderó de nosotros: ¿a dónde ir ahora con solo quince monedas en el bolsillo?
La música resonaba, abordando el tema de una revolución latente en mi interior que clama por ser escuchada. Las botas, los recuerdos y la esencia de los radicales se entrelazaban en un himno de rebeldía y autenticidad, mientras el reggae fluía en mi estéreo.
En el autobús 43, con Desmond Dekker en la radio y el eco de los tambores del reggae en el aire, ascendíamos la colina. Provenientes de hogares marcados por la ausencia de amor, nos uníamos en un momento de libertad compartida.
Insensible a las trivialidades, me refugié en una botella, rogando al conductor que permitiera el ingreso de aquellos que buscaban un lugar para estar. Entre ellos, Carol, la rude girl, con su minifalda desafiante, pasó desapercibida ante mi visión turbia.
La música seguía sonando, mientras conversábamos sobre una revolución que anhelaba liberarse desde lo más profundo de mi ser...
Así resuenan las botas y las raíces de los radicales, marcando mi identidad como un espíritu rebosante de autenticidad y rebeldía, con el reggae como banda sonora de este viaje único e inolvidable.
