ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En la encantadora melodía de 'Oh melancolía', Silvio Rodríguez nos sumerge en un viaje íntimo y nostálgico. En las delicadas palabras de la letra, la damisela soledad se presenta con elegancia, llevando consigo tanto recuerdos gratos como un toque de tristeza. Se nos invita a pasear por el patio, donde florece el árbol plantado por generaciones pasadas, evocando la conexión con el pasado y la profundidad del amor melancólico.
La imagen de la damisela soledad avanza con gracia y delicadeza, como en una danza en el espacio, mientras el protagonista se entrega y se deja llevar por sus emociones. La melancolía se presenta como una compañera silenciosa y dichosa, capaz de transportarnos a través del tiempo y de despertar sensaciones profundas y etéreas.
En medio de la suave brisa y la imagen de una nave que se mece con gracia, la melancolía se revela como una rosa del aliento, un beso que retorna como las olas del mar. Y en un susurro final, la pregunta resuena: 'Dime quién me puede amar', dejando en el aire la incertidumbre y la belleza de sentirse acompañado por la señora del tiempo, la inigualable melancolía.
