ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En la cautivante melodía de 'Sólo el amor' de Silvio Rodríguez, se nos invita a abrazar con pasión cada componente de la vida. Se nos recuerda el poder transformador que tiene el amor en todo lo que tocamos, desde la sutil arcilla entre nuestras manos hasta el mismísimo tiempo con sus intentos y desafíos.
El amor, ese luminoso hilo conductor, es el único capaz de dar luz a lo perdurable, de convertir en milagro lo común y cotidiano. Es el único que puede transformar la oscuridad en gracia, dando vida a lo que parecía muerto, encendiendo la chispa en lo inerte.
Nos enfrenta a la necesidad de amar sin reservas, de adentrarnos en lo imperfecto y lo incierto con valentía, pues solo a través del amor se gestan las maravillas, se encienden las llamas en lo que yace apagado.
La repetición rítmica al final nos lleva en un dulce vaivén, emergiendo la sensación de que, al final del día, en este ciclo continuo de amar y ser amados, reside la esencia misma de nuestra humanidad, como un mantra que nos recuerda la importancia suprema de abrir nuestros corazones a la eterna danza del amor. La vida, sencillamente, se despliega en el palpitar de nuestras emociones más genuinas.