ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Hace tiempo, en un tiempo de esperanza y positividad, soñé un sueño en el que el amor perduraba eternamente, en el que la redención divina era posible. En mi juventud, llena de valentía, los sueños florecían, se materializaban y se desvanecían sin cargas ni deudas pendientes. No había miedos que enfrentar ni metas por cumplir, solo la pura alegría de disfrutar plenamente cada instante.
Pero la vida cambió, llegaron los momentos difíciles, como tigres rugientes en la noche, que desgarraron mi ilusión y transformaron mi sueño en vergüenza. Un amor fugaz llegó a mi lado en un verano mágico, solo para llevarse consigo mi inocencia al partir cuando el otoño hacía su entrada. Seguí soñando con su regreso, con un futuro juntos, pero hay sueños que se desvanecen en la distancia y tormentas que no podemos resistir.
Soñé con una vida completamente diferente a este tormento en el que ahora resido, tan distante de lo que alguna vez fue mi visión. La dura realidad ha sepultado el sueño que una vez imaginé, dejando en mí un profundo anhelo por lo que pudo haber sido y ya no será.
