ANÁLISIS | SIGNIFICADO

En un viaje solitario a través de las montañas, guiado por una estrella que se desvanecía hacia el oeste, encontré una antigua ruina de una iglesia donde decidí hacer una pausa. De repente, la noche oscura y sombría que me perseguía se abatió sobre mí como una ola, susurrando a través de los árboles una brisa siniestra que llevaba una voz que me llamaba a ser su esclavo.

En un susurro, ella dijo: 'Quema para siempre, nunca te alejes de mis brazos, abraza la noche'. De entre las sombras negras y retorcidas surgió una mujer de una belleza cautivadora para los ojos, con una sonrisa diabólica, piel iluminada por la luna y largos cabellos oscuros que fluían hasta sus muslos. A medida que se acercaba, sentía el mal creciendo más fuerte, bailando con lo perverso que había en su interior, quedándome paralizado en mi lugar mientras ella besaba mi rostro y me bañaba en el pecado en una tormenta de pasión.

En medio de la locura, ella dijo: 'Quema para siempre, nunca te alejes de mis brazos, no me dejes nunca, nunca me dejes'. Luego tejió una niebla y me arrojó a las sombras, diciendo: 'Ven conmigo, amor eterno, para siempre mío, libérame, en la muerte bailaremos eternamente, por siempre jamás'.

La luz, que descendía del cielo, me bañó como una ola, despertándome de aquel sueño loco para descubrir que estaba de pie frente a su tumba. En mi pesadilla, ella dijo: 'Quema para siempre, nunca te alejes de mis brazos, no me dejes nunca, nunca me dejes'. Una melodía melancólica que relata un encuentro sobrenatural cargado de pasión y oscuridad, donde la tentación y la redención se entrelazan en un baile eterno en la oscuridad de la noche.

Letra de Wicked
Vídeo de Wicked