ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En la primavera, el sol se levanta lentamente trayendo consigo noches interminables. Las lágrimas en tu rostro llegan tarde, revelando verdades que quizás preferiríamos no escuchar. Las palabras suaves y las promesas falsas se deslizan de tus labios con facilidad, haciéndonos caer en la trampa de creer en ellas.
Buscas mi presencia, me encuentras, y ruegas que regrese a tu lado. Viví por ti, exclusivamente para ti, entregándote todo de mí. Pero ahora, no encuentro la voluntad para seguir amándote, recordando lo doloroso que fue olvidarte, y reconociendo que ya no me queda fuerza para intentarlo de nuevo.
Los recuerdos de un amor que en su momento fue hermoso perduran en mi mente, pero todo lo que me queda de ti es este lamento triste. Los besos intensos que compartimos pesan más que mi orgullo, y como la gota que cae sobre la piedra, eventualmente han logrado romperme por completo.
No, ya no me siento motivado a seguir amándote, a pesar de lo difícil que fue superarte. No mereces un nuevo intento de mi parte, ya que el amor verdadero, al marcharse, deja un dulce recuerdo. Lamento ver tu arrepentimiento, al ahogarte en mentiras, y ser ahora el único en quien buscas refugio. Pero el tiempo no perdona, y yo lo lamento.
Las heridas que dejaste se las ha llevado el viento y, aunque la culpa te consuma, te digo que ya no queda nada dentro de mí para ti. El amor que fue sincero deja su huella, pero las migajas que dejaste han sido arrastradas lejos. Aunque el remordimiento te queme, Lola, yo lo lamento.