ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En este ardiente relato musical, Vicente García nos sumerge en la pasión desbordante de un incendio emocional que consume todo su ser. Descrito con metáforas candentes, narra cómo este fuego interior se ha gestado misteriosamente y se propaga por su ser de norte a sur, enredándose en cada rincón de su existencia.
La mujer amada es comparada con la candela, con su piel que quema y su andar que domina poco a poco. La intensidad de este sentimiento se manifiesta en cada verso, con acentos de deseo y entrega incontrolable. Los acordes musicales del Cibao acompañan su despecho, añadiendo una capa más de pasión a este fuego que lo consume.
La lucha interna entre la razón y la tentación se refleja en cada estrofa, donde el protagonista se debate entre la pasión avasalladora que lo consume y el deseo de resurgir de las cenizas. La candela es la dueña y señora de sus pensamientos, encendiendo su canto y quemando su ser con su fuego lento pero constante.
En esta danza de emociones, Vicente García nos invita a explorar la naturaleza avasalladora del amor y la pasión, con una melodía que enciende nuestros sentidos y nos sumerge en la vorágine de un fuego que no deja de arder.