ANÁLISIS | SIGNIFICADO
En pleno enero, con el calor sofocante de Buenos Aires que quema la ciudad, suena Deja Vu de Fuerza Natural en el ambiente. En medio de ese escenario, siempre hay una razón para recordarte.
El teléfono notifica un mensaje, evocando aquellos tiempos en los que la paranoia era mi compañera. Afortunadamente te alejaste de mi vida, pero tu reflejo aún perdura en mi interior.
El día se va apagando lentamente, y en cada instante siento que todo fue un error. Aunque duela, llevo el peso de ser el perdedor en esta historia.
La gente habla sin conocer la verdad de lo ocurrido, pero tuve la claridad de rescatar mi corazón de aquel laberinto de mentiras.
Ya no me importa lo que dicen en la televisión, la falsedad me ha decepcionado. No tiene sentido prestarle tanta atención a lo superfluo.
Nos adentramos en un pasadizo oscuro, como en una película de terror, atravesando el muro que nos separaba.
El día agoniza lentamente, mientras sigo sintiendo el peso del error en mis decisiones. Aunque me duela, asumo el papel de perdedor.
La lucidez me permitió rescatar mi corazón, liberándolo de la confusión y los engaños del pasado.
En medio de este enero ardiente, con la ciudad como telón de fondo, reflexiono sobre mis errores y la necesidad de sanar las heridas para seguir adelante.
