ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Un confesor de las tragedias en el hombre acecha en lo más profundo de todos nosotros. Es el último llamado moribundo para los siempre perdidos, encuentros breves y dolor sangrante. Leprosos enroscados bajo los árboles, hombres moribundos en soliloquios confundidos. Las perversiones florecen por la curva, buscadores perdidos en su búsqueda. Los espíritus de amigos juegan bajo la luna menguante.
Es el año de la muerte, blandiendo sus instrumentos, el sigiloso soberano segador que nos toca con facilidad. Infectando las raíces en un instante, quemando cosechas de enfermedades. Soy solo un espectador, un defensor que documenta la pérdida, agitándose con arrogancia. Aún no me concierne demasiado, todavía lejos de la campana, burlándose de su duelo.
La multitud rodea al muerto, señalando con los dedos los detalles, escudriñando vómitos en busca de más, atrapados en un suspense desenfrenado. Todos lo hemos perdido ahora, atrapando las escamas de la consternación, nacido el desastre del hombre, un pulso regular en medio del pandemonio. Eres arrancado hacia la masa, sediento de lo malvado.
Las relaciones enfermizas alzaron esta marca monumental, el sol se pone para siempre sobre Blackwater Park.