ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Una vez más nos encontramos en la emocionante etapa de la velocidad, inmersos en el frenesí de la vida rockera. Alimentando la furia de las masas, cautivos en un ciclo implacable. Regresando al autobús, preparados para abordar otro avión en busca de la próxima actuación, un comportamiento que muchos considerarían insensato, pero que nosotros abrazamos por el deseo de fama y reconocimiento.
Cada vez que pensamos que hemos llegado al final del camino, nos damos cuenta de que en realidad nunca se acaba, que siempre hay un nuevo comienzo en el horizonte. Otro concierto en la próxima ciudad, otro encuentro con viejos amigos, pero también con caras desconocidas que se desvanecen como la nieve.
No hay nada excepcional en este camino, es simplemente una extensión más de la distancia que hemos recorrido tantas veces. Una ruta interminable que parece demasiado larga a veces, pero que seguimos recorriendo con determinación.
Entre riffs de guitarras y solos enérgicos, se refleja la sensación de haber perdido la cordura, el dinero y quizás hasta la propia vida en esta vorágine de la carretera del rock. Un viaje intenso y desafiante que nos ha llevado al límite, pero que no cambiaríamos por nada en el mundo.